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Así está la red hospitalaria mundial para atender la pandemia del COVID-19
17 de marzo
La cancelación de vuelos, el cierre de fronteras, la suspensión de clases y comercio, más el llamado casi obligatorio para que las personas se queden en casa, pueden sonar como medidas sobredimensionadas para quienes enfocan su mirada a la tasa de mortalidad del COVID-19, que según datos de la Organización Mundial de la Salud es de entre 3% y 4%.
Sin embargo el problema en materia de salud pública es mayor. Hoy, como producto del envejecimiento de la población y la mayor incidencia de enfermedades como el cáncer, los sistemas de salud están funcionando al límite, lo que reduce su capacidad de respuesta ante situaciones excepcionales como una pandemia.
Los estimados de la máxima autoridad sanitaria muestran que cerca de 15% de las personas que se contagien del virus presentarán una condición que requerirá atención médica especial, mientras que 5% entraría en una condición crítica que demandará el uso de equipos de respiración. Los adultos mayores de 60 años, que según datos de las Naciones Unidas representan 9% de la población mundial, son los más vulnerables.
Así como el número de armas y soldados son los indicadores que tienen los países para medir su respuesta ante un conflicto bélico, la capacidad de los sistemas de salud, medida en número de camas en hospitales y profesionales médicos, es el medidor que tienen las naciones para anticipar su respuesta ante una pandemia como la del Covid-19. Las cifras muestran que los recursos son limitados en la gran mayoría de países, incluso en aquellos catalogados como grandes potencias.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde, la nación con mayor número de camas en hospitales es Japón, cuenta con 13 por cada mil habitantes. Sin embargo, este país es una excepción, pues otros miembros del G7, como Estados Unidos y Canadá, tienen este indicador en 2,8 y 2,5 respectivamente. El número promedio de camas en hospitales en la Alianza del Pacífico es de 1,7 por cada 1.000 personas.
En lo que tiene que ver con el personal médico disponible para atender la pandemia, y continuar tratando a los pacientes que a diario llegan a los servicios de salud por diversas condiciones, los datos de la Ocde muestran que los países con más médicos son los europeos. Allí España e Italia, que hoy son el epicentro del coronavirus, tienen en promedio cuatro médicos por cada 1.000 habitantes. En Norteamérica la tasa está por debajo de tres, mientras que en Colombia hay dos médicos por cada 1.000 personas.
Previo a la pandemia del coronavirus, Canadá había empezado a plantear reformas en sus sistemas de salud. Una de ellas tiene que ver precisamente con la falta de médicos familiares, modelo usado en este país, y que consiste en asignar un médico general a cada hogar. El aumento de la población mayor, que hoy representa 16% de los canadienses, ha incrementado el número de consultas y los tiempos de atención. De ahí que una situación excepcional como el Covid-19 esté en capacidad de afectar incluso a modelos como este, que han sido usados como referente a nivel mundial.
En este sentido la limitación del contacto entre personas, el aislamiento de contagiados y de quienes se encuentren bajo alta sospecha de ser portadores virus, pese a ser un método antiguo, usado para detener la lepra hace más de 2.000 años y la peste negra en el siglo XIV, es un modelo eficiente para detener la pandemia actual. Así lo explica el médico canadiense Bruce Aylward, quien participó en la misión COVID-19 a Wuhan, realizada por la Organización Mundial de la Salud. “Lo más importante que aprendimos en China, y creo que esto fue una sorpresa para mí, es que podemos controlar un virus, que se propaga a través de una vía respiratoria, usando medidas de salud pública que pueden parecer anticuadas”. Señaló Aylward.
El porcentaje de la población que podría contraer el virus sino se toman medidas excepcionales es alto. "Hay una variedad de estimaciones, pero yo diría que es seguro asumir que podría entre 30% y 70% de la población podría contraer el COVID-19". Señaló la Ministra de Salud canadiense, Patty Hajdu. De ahí que ese gobierno haya establecido un nuevo paquete de medidas enfocadas a promover el aislamiento y a recomendar a sus ciudadanos no salir del país.
Así, más que la tasa de mortalidad del COVID-19, el llamado a evitar su propagación está sustentado en la capacidad, casi letal, que tendría este virus en la red hospitalaria de los países. En especial en aquellos donde a la falta de infraestructura hospitalaria se suma el limitado número de profesionales de la salud disponibles.
Fuente: Mauricio Zuluaga, La República.