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1 de cada 4 aseguradoras utiliza IA para evaluar riesgos climáticos
Tomado por: Future by Inese
La inteligencia artificial (IA) está transformando la gestión de riesgos en el sector asegurador, especialmente frente a los desafíos que plantean los fenómenos meteorológicos extremos. Según una encuesta de ZestyAI realizada a 200 altos ejecutivos de seguros de No Vida, el 73% de los líderes del sector cree que los modelos de IA son clave para gestionar las pérdidas relacionadas con el clima.
Principales hallazgos del estudio:
- Adopción de IA: Una de cada cuatro aseguradoras ya utiliza IA para evaluar el riesgo de tormentas convectivas y el 18% para incendios forestales.
- Preferencia por modelos híbridos: El 27% de los ejecutivos considera que una combinación de modelos actuariales, estocásticos e IA ofrece la mejor predicción del riesgo.
- Importancia de la transparencia: El 90% de los encuestados pide más claridad en los modelos predictivos para comunicar mejor la mitigación de riesgos a los asegurados.
- Ventaja competitiva: El 73% de los líderes del sector considera que las aseguradoras que adopten IA tendrán una ventaja frente a sus competidores.
IA en modelos de predicción:
Los modelos actuariales basados en datos históricos siguen siendo los más utilizados para incendios forestales (54%), mientras que los modelos estocásticos predominan en tormentas severas (45%). Sin embargo, la IA está ganando terreno rápidamente gracias a su capacidad para optimizar las predicciones y gestionar las pérdidas relacionadas con el cambio climático.
Impacto del cambio climático en las pérdidas aseguradas:
Las pérdidas aseguradas por tormentas severas en Estados Unidos aumentaron de 30.000 millones de dólares en 2022 a más de 50.000 millones en 2023, destacando la necesidad de adoptar herramientas avanzadas como la IA para mitigar el impacto financiero de estos fenómenos.
La incorporación de inteligencia artificial no solo optimiza la gestión de riesgos, sino que abre nuevas oportunidades de crecimiento rentable para las aseguradoras, marcando una diferencia significativa en su capacidad para adaptarse a los retos del cambio climático.